Los principales mercados de Santa Cruz, como el Mercado Mutualista y el Mercado Abasto, registraron en los días previos a la Nochebuena una baja afluencia de compradores, una situación poco habitual para una de las épocas más concurridas del año. Los pasillos lucieron semivacíos y muchos puestos apenas registraron movimiento.

Comerciantes identifican dos factores que explican esta situación. Primero, la falta de transporte público, derivada del paro tras la suspensión de la subvención a los hidrocarburos, obligó a muchas personas a movilizarse a pie o en camiones improvisados, dificultando el acceso a los centros de abasto. Segundo, el encarecimiento de la canasta familiar ha reducido el poder de compra de los hogares.

Varias personas señalaron que antes era posible preparar una cena navideña para cuatro personas con unos 300 bolivianos, pero actualmente, debido al aumento del precio del chancho, las verduras y otros insumos, el costo alcanza entre 500 y 600 bolivianos, una cifra inalcanzable para muchas familias. Las mujeres, quienes más frecuentan los mercados, mantienen la tradición familiar de preparar la cena, aunque en algunos casos ajustan porciones o el menú, conservando gestos de unión como el chancho al horno.

La baja demanda también se refleja en la escasa venta de regalos y juegos pirotécnicos, mostrando que la ciudad vive una Navidad atípica, marcada por restricciones económicas y dificultades de movilidad. Los comerciantes esperan que la afluencia mejore en las horas previas a la celebración, aunque reconocen que el transporte limitado y los altos precios siguen siendo obstáculos para reactivar las ventas.