En Venezuela, las manifestaciones convocadas por la opositora María Corina Machado fueron duramente reprimidas en la región central del país, donde las fuerzas militares del régimen de Nicolás Maduro arremetieron con gas lacrimógeno contra los manifestantes, incluyendo a familias que se disponían a unirse a la protesta.

Caracas amaneció bajo un estricto control militar, con más de 1.400 efectivos de seguridad desplegados por la ciudad para frenar cualquier intento de movilización opositora.

La jornada de protestas, anunciada como histórica por Machado, ha generado una fuerte respuesta por parte del régimen. Desde el fin de semana, Caracas ha estado sitiada con patrullajes nocturnos y un intenso dispositivo de seguridad en puntos clave de la ciudad, como la plaza Altamira y la calle Élice, en el municipio de Chacao, conocidos por ser tradicionales espacios de concentración para las manifestaciones opositoras. Además, militantes del oficialismo instalaron tarimas durante la madrugada para ocupar los espacios destinados a la protesta.

Por su parte, Nicolás Maduro ha activado los "órganos de dirección integral" (ODIS), una estructura que integra a las Fuerzas Armadas, la Milicia Nacional Bolivariana, cuerpos policiales y grupos comunitarios, con el pretexto de defender la paz. Sin embargo, la estrategia parece estar orientada a sofocar cualquier forma de disidencia, buscando un control territorial absoluto sobre la ciudad ante la proximidad de la fecha en que Edmundo González Urrutia, el presidente electo, debería asumir el poder el 10 de enero.