Bolivia cerró la gestión 2024 con aproximadamente 34.000 hectáreas de cultivos de coca, lo que representa un incremento del 10% en relación con el año anterior, según el último monitoreo técnico de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga el Delito (UNODC). El dato vuelve a generar preocupación sobre el control territorial el impacto ambiental en el país.

El informe, elaborado con validación internacional, señala que las cifras corresponden a la administración gubernamental previa y constituyen una línea base relevante para la planificación de políticas públicas durante 2025. A pesar del crecimiento registrado, el Estado informó que durante 2024 se erradicaron y racionalizaron 10.001 hectáreas de cultivos, de las cuales cerca de una cuarta parte fue verificada directamente por la UNODC, lo que respalda la transparencia del proceso.

Uno de los avances destacados del monitoreo es la reducción del 12% de cultivos de coca dentro de Áreas Protegidas. Parques nacionales como Amboró, Madidi y Carrasco registraron descensos, reflejando resultados favorables de los operativos de control en zonas ambientalmente sensibles.

No obstante, el documento también advierte sobre focos de expansión. En el Parque Nacional Cotapata y en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure, se identificaron incrementos que van del 12% al 39%, lo que evidencia persistentes debilidades en la contención de cultivos excedentarios.

Las tareas de erradicación se desarrollaron con apoyo de las Fuerzas Armadas en operativos de alta complejidad. La información presentada por la UNODC se perfila como un insumo clave para redefinir la política de control de coca, con énfasis en la producción legal, la protección ambiental y el respeto a las zonas autorizadas.