El empresario calificó la propuesta como una “abominación repugnante” y expresó su hartazgo, mientras el gobierno ratificó su apoyo al megaproyecto.

Elon Musk volvió a pronunciarse de manera contundente contra el proyecto de ley presupuestario impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump, reafirmando su oposición a la iniciativa pocos días después de haber tomado distancia de la Administración republicana.

A través de su cuenta en la red social X, el ex asesor presidencial lanzó una dura crítica al proyecto fiscal que actualmente se debate en el Congreso:

“Este proyecto de ley de gastos del Congreso, masivo, escandaloso y electoralista, es una abominación repugnante. Debería darles vergüenza a quienes votaron a favor: saben que lo han hecho mal. Lo saben. Lo siento pero ya no lo soporto”.

La Casa Blanca no tardó en responder a las declaraciones del empresario. La portavoz presidencial Karoline Leavitt señaló ante la prensa que el presidente Trump mantiene firme su apoyo al megaproyecto:

“El Presidente ya sabe la postura de Elon Musk sobre este proyecto de ley, esto no cambia su opinión. Es un proyecto de ley grande y hermoso, y se mantiene firme en eso”.

La tensión entre Musk y la administración republicana ha crecido en las últimas semanas. Días atrás, el magnate dejó su cargo como líder de la Oficina de Eficiencia Gubernamental (DOGE), entidad desde la cual promovió un drástico plan de reducción del gasto federal. Aunque en su momento recibió elogios de Trump por su gestión, las diferencias sobre la política fiscal han ido en aumento.

Uno de los principales puntos de fricción es precisamente el contenido del proyecto de ley. Musk advierte que su aprobación implicaría una deuda “abrumadoramente insostenible” para los ciudadanos estadounidenses, sumando tres billones de dólares al déficit nacional en un periodo de diez años, a pesar de los recortes profundos en programas de salud y asistencia alimentaria.

Si bien Musk ya había expresado en el pasado algunas reservas respecto a esta legislación, sus críticas actuales han escalado en tono e intensidad, reflejando una creciente frustración y un deterioro en su vínculo con el Ejecutivo.

Durante sus cuatro meses al frente de DOGE, Musk lideró una agresiva política de austeridad que incluyó despidos masivos, el cierre de agencias completas y un recorte severo a la ayuda exterior. Sin embargo, los resultados esperados distan del objetivo inicial de ahorrar dos billones de dólares, y han surgido cuestionamientos sobre la veracidad de los ahorros reportados por el organismo.

Mientras tanto, Trump ha intensificado la presión sobre el Congreso para aprobar la ley, que también contempla un aumento del techo de la deuda. El presidente llegó incluso a arremeter contra el senador Rand Paul, a quien calificó de “loco” por su rechazo al paquete fiscal.

Por su parte, el líder republicano en el Senado, John Thune, admitió que elevar el límite de endeudamiento es “imprescindible” y advirtió que “el fracaso no es una opción”, dado que el Departamento del Tesoro estima que el país podría quedarse sin capacidad de endeudamiento entre agosto y septiembre.

Con un Senado dividido y todos los demócratas anticipando su voto en contra, los republicanos deberán consensuar internamente para alcanzar los 51 votos necesarios en las próximas semanas.

Pese a las advertencias de economistas que prevén un impacto significativo en la deuda pública, la Casa Blanca insiste en que el crecimiento económico compensará parte de los costos del plan.