Una masacre sin precedentes ha estremecido a la ciudad de Suweida, al sur de Siria, donde trabajadores del Hospital Nacional denuncian que las fuerzas del gobierno sirio asesinaron a sangre fría a decenas de pacientes indefensos, incluyendo niños y ancianos, durante una incursión violenta en medio de enfrentamientos sectarios. Según los testimonios recogidos por la BBC, los soldados irrumpieron en el centro médico y abrieron fuego contra pacientes que estaban en sus camas, aún cubiertos con sábanas. El neurocirujano Wissam Massoud, junto a otros médicos y voluntarios, describió la escena como una "carnicería". Videos muestran cuerpos ensangrentados en los pasillos del hospital. La ciudad, mayoritariamente drusa, ha sido escenario de una brutal ofensiva militar en la que también han participado combatientes beduinos, con acusaciones de atrocidades por todas las partes. Las autoridades sirias prometieron investigar lo sucedido, pero el control militar del acceso a Suweida ha impedido conocer con certeza el número real de víctimas, que según algunas fuentes podría superar las 300. En medio del dolor y la destrucción, la imagen de Hala al-Khatib, una niña de 8 años herida que perdió a sus padres y casi la vida, encarna el sufrimiento de una comunidad abandonada a su suerte.