La derrota por goleada en el derbi ante el Atlético de Madrid volvió a poner en evidencia las dificultades del equipo de Xabi Alonso para imponerse en partidos frente a rivales de jerarquía.

En los últimos meses, el club blanco acumula un balance negativo contra los llamados equipos “top”, una situación que alimenta dudas sobre su capacidad para dominar en los escenarios más exigentes.

Las estadísticas reflejan la tendencia: desde la pasada temporada, el Real Madrid disputó 18 partidos contra rivales de peso, con solo seis victorias.

Cayeron ante Barcelona, PSG, Atlético y Arsenal, además de derrotas en Champions frente a Liverpool y Milan. Aunque destacan las clasificaciones logradas frente al Manchester City y el triunfo sobre la Juventus, la regularidad en grandes citas sigue siendo esquiva.

Más allá de los resultados, preocupa la forma en la que el Madrid ha perdido. Ante PSG y Atlético, la superioridad física e intensidad del rival dejó sin respuesta a los blancos.

En los Clásicos, el Barcelona lo desnudó táctica y emocionalmente. Y en el último derbi, los desajustes defensivos y la fragilidad en el mediocampo marcaron la diferencia.

El reto para el equipo pasa por reconstruir certezas: fortalecer la defensa, recuperar un mediocampo dominante y devolverle al ataque la capacidad de intimidar.

Pero, sobre todo, reencontrar el carácter competitivo que históricamente convirtió al Real Madrid en protagonista de las noches imposibles.