Ángel Di María vive un retorno intenso al fútbol argentino. El campeón del mundo volvió a Rosario Central con la ilusión de dejar su huella en el club de sus amores, pero su exigencia física ha sido máxima desde que se puso la camiseta del Canalla.

A sus 37 años, Di María disputó ocho partidos oficiales con Central, sumando 687 minutos y marcando cuatro goles.

En solo uno de esos encuentros jugó menos de 80 minutos, ante Deportivo Riestra, donde fue reemplazado a los 74. Su compromiso lo llevó a estar casi siempre en cancha, convirtiéndose en el referente del equipo.

Sin embargo, el desgaste se acumula. Tras una temporada exigente en el Benfica, donde peleó la liga portuguesa y fue figura en el Mundial de Clubes disputado en Estados Unidos, el extremo continúa sin pausas.

Además, su regreso a Argentina ha estado acompañado de un inusual registro disciplinario: suma cuatro tarjetas amarillas en ocho partidos, lo que equivale a una amonestación cada dos encuentros.

Di María afronta así un 2025 sin apenas descanso, con la misión de cerrar su carrera en lo más alto y darle un último título a Rosario Central.