La justicia boliviana sentenció a 30 años de prisión sin derecho a indulto a Limberth Medina A. y Yimer Crespo O., responsables del brutal asesinato de los cuatro miembros de la familia Vela Acarapi, en el penal de El Abra, Cochabamba. El crimen, que incluyó a dos niños y sus padres, conmocionó al país por su extrema violencia y frialdad.

Durante la audiencia realizada este viernes en Entre Ríos, provincia Carrasco, Medina A. (25) confesó su participación en el asesinato y reveló que el móvil del crimen fue el robo de 120.000 bolivianos y la camioneta Toyota Hilux de las víctimas.

“Estamos frente a un asesinato cruel, a sangre fría, de un padre, una madre y dos niños de 7 y 11 años. Tenemos certeza de que participaron al menos tres personas”, declaró el fiscal departamental, Osvaldo Tejerina.

Engaño que terminó en masacre

La investigación determinó que Medina A. atrajo a la familia simulando la venta de un terreno. El 5 de julio de 2025, Gregorio Vela T. (36), Griselda Acarapi M. (29) y sus hijos Brayan (11) y Eric (7) salieron de su vivienda en Cruce Andino rumbo al supuesto negocio y nunca regresaron.

Fueron interceptados, reducidos y trasladados a una zona boscosa de Río Blanco, donde fueron ejecutados con extrema brutalidad. El examen médico forense confirmó la saña del crimen: Gregorio Vela murió por asfixia y golpes múltiples, Griselda Acarapi recibió un disparo en la cabeza, Brayan falleció por traumatismo craneoencefálico, y Eric sufrió un traumatismo facial severo.

Medina señaló a Crespo O. como coautor. Ambos fueron imputados por asesinato e infanticidio, y la Fiscalía sustentó la acusación con geolocalización de celulares, testimonios y pericias forenses.

Investigaciones siguen abiertas

Aunque los principales responsables recibieron la condena máxima, las investigaciones continúan, ya que al menos una tercera persona estaría implicada y aún se encuentra prófuga. Además, la camioneta de las víctimas no ha sido recuperada.

El caso de la familia Vela Acarapi es considerado uno de los crímenes más atroces en los últimos años en Cochabamba, dejando marcada a toda la comunidad por su brutalidad y frialdad.